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Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores "Acatlán" (2003-2007). Profesor de la materia de Historia del Mariachi (2014) de la Escuela de Mariachi Ollin Yoliztli en Garibaldi. Maestro en Historiografía por la Facultad de Historia de la Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo (2017-2019). Inscrito al Doctorado Interinstitucional de Arte y Cultura (DIAC), Campus León. Becario Conacyt (2021-2025)

12 ago 2011

“De errante vagabundo” a “Las benditas copas”. Semblanza de uno de los pilares del mariachi moderno, el trompetista Miguel Martínez Domínguez.

“De errante vagabundo” a “Las benditas copas”. Semblanza de uno de los pilares del mariachi moderno, el trompetista Miguel Martínez Domínguez.
Eduardo Martínez Muñoz[1]
Fue don Miguel Martínez el que acabo dando el toque canónigo al mariachi con trompeta”.  Jesús Jaúregui
Saber el génesis de nuestras tradiciones, a veces resulta difícil y en ocasiones inaccesible. Pero cuántas veces no hemos sido testigos o participantes de festejos de cualquier tipo sobre todo en eventos sociales y disfrutar de una excelente interpretación, de una buena canción ranchera en el clásico estilo campirano mexicano protagonizado por un mariachi.
Sus orígenes tal vez no del todo definido en cuanto a su territorialidad o en cuanto a sus instrumentos –falta aún seguir investigando–, pero hay que recordar que toda religión es sincretista y para muchos la música también es una religión. Agreguemos, lo que le escuché decir al historiador Álvaro Ochoa Serrano: “la cuna no es donde nace sino donde se mece la criatura”[2], por eso la cuna se le adjudica al occidente nacional, de éste nuestro presente. Que si al norte o al centro del país, esa es la polémica, pero para poder argumentar una territorialidad más aproximada, podemos respaldarnos en que en la época de la colonia, esta parte fue fundada en 1532 como la Nueva Galicia, conformada con lo que son actualmente Colima, Jalisco, Aguascalientes, Durango, Sinaloa, San Luis Potosí y Nayarit; posteriormente para finales del XVIII cambió su nombre por el de Intendencia de Guadalajara, y se modificaron sus límites y composición territorial, compuesta por lo que hoy conocemos como Jalisco, Aguascalientes, Nayarit y Colima; comprendiéndose así mismo 26 jurisdicciones o partidos.
Para el 16 de junio de 1823 fue declarado como el Estado Libre y Soberano de Jalisco y se compondría por Cantones: Guadalajara, Lagos, La Barca, Sayula, Etzatlán, Autlán, Tepic y Colotlán –perteneciendo Nayarit al Cantón de Tepic[3]– esto duró hasta 1915. Tenemos que tomar en cuenta que esta zona supo mantener durante el período colonial una situación de autonomía, tanto en el renglón político como en lo económico, con respecto de la Nueva España.
Sería difícil pero no imposible que una zona así no coincidiera en algunos aspectos, sobre todo en sus manifestaciones al exterior, al ser plasmadas en ceremonias como bodas, bautizos o en funerales: en lo público no en lo privado. Por supuesto esto es una apreciación particular y neófito en el tema.
Hoy existen dos vertientes de estos interpretes; uno, el mariachi tradicional, grupo conformado por elementos que ejecutan las piezas musicales con instrumentos de cuerda: violín, guitarra, guitarrón, y vihuela; por supuesto una buena y bien timbrada voz, como Lucha Reyes quien viene a mi mente con su interpretación de “la tequilera”, hicieron la delicia en tardes de tertulia o reunión.
El mariachi moderno, cuenta con estos instrumentos de cuerda y además se incrustarían metales, son las interpretaciones que comúnmente escuchamos y que han traspasado las fronteras para poner en alto el nombre de México, por supuesto al tener la visión de vistosidad en aras de una práctica económica comercial, y sin menos preciar sus interpretaciones, llamando la atención a todo el que los ve con sus elegantes y resplandecientes vestuarios, portados con elegancia y gallardía.
Al tocar el tema del mariachi moderno y a la integración de la trompeta es mi intención citar a quien en opinión –no mía–, sino de quienes si han estudiado más a fondo el fenómeno del mariachi, a uno de los pilares de estas agrupaciones, al Sr. Miguel Martínez Domínguez, originario de Celaya, Guanajuato. Nacido el 29 de septiembre de 1921, hijo de don Maximino Martínez y doña María Perfecta Domínguez[4]. Pero más allá de establecer datos biográficos de dicho personaje, es un intento por destacar los tropiezos y triunfos de quien representa, para muchos, el pionero y pilar de la trompeta mariachera[5] mayormente reconocida a nivel internacional. Estudió con el maestro Luis Fonseca en la Escuela libre de Música y Declamación (1944-1945)[6], pero su afición y devoción a la ejecución de la trompeta no nació ahí a los 23 años de edad. Desde los tiernos años su gusto por la música se reflejó en la actitud que tomaba al escuchar un mariachi ambulante en las cercanías de San Antonio Abad, la familia Martínez Domínguez vivió en lo que hoy conocemos como la colonia Obrera, en el Distrito Federal. En estos rumbos, un mariachi compuesto de cinco elementos y dirigidos por “don Luis”, era seguido por el pequeño Miguel hasta la entrada de una cantina, el grupo entraba y era escuchado por el niño de escasos 11 años, desde afuera.
Este comportamiento no podía pasar desapercibido por “don Luis” y le dijo:
“¡Oyes, Canelo!”, que así lo llamó el director del grupo –por tener el cabello de un tenue rojizo-.
¿Te gusta la música?
La respuesta fue obvia, ¡claro que le gustaba! A partir de esto su vida sería la música.
Don Luis lo aconsejaría que se comprara un pistón (trompeta), animándolo:
“¡y te vienes a tocar con nosotros!”. La trompeta no se usaba, pero don Luisito le dijo “se va a usar”.
Miguel le comentó a doña María Perfecta, su madre –ya que su padre, para este entonces había fallecido en un accidente con un cable de alta tensión trabajando en el FFCC-, que lo aceptarían si se compraba un instrumento.
¡Estás loco, tú! ¿Qué instrumento vas a tocar?
Al pasar de unos meses la madre consigue un préstamo de cuarenta pesos, por parte de un hermano de ella, el tío Marcelino, que por cierto era ciego, “¡qué le haces caso tú a este chamaco!” –dijo el tío-. Pero fue tal la insistencia, que cedió a su petición.
Así, después de haber visitado la “Casa Veerkamp” y la “Casa Wagner”[7] pensaron que no la iban a comprar, eran precios, para ellos en ese momento –alrededor de cien pesos–, inalcanzable.
Como siempre se abre una puerta, y aconsejados por el tío Marcelino acudieron al Montepío, que ni Miguel ni doña María Perfecta sabían que era eso. El Nacional Monte de Piedad, ubicado en la parte norponiente en lo que se conoce como el Zócalo, allí fue “en donde compraron una trompeta de marca desconocida pero a bajo precio”, costaba exactamente cuarenta pesos, y era la única en existencia, y por la cual regresaría un interesado en el transcurso del día.  Doña María con gran preocupación porque para ese momento ya había dispuesto de dos pesos, así se da el estira y afloje con un empleado y le ofrecen lo que llevaban y no salieron de ahí sin la trompeta de 38 pesos. Así es como ingresa al grupo de Don Luis, ya que ellos no traían trompeta. Ganando cincuenta centavos diarios.
La siguiente parte, que es destacable y a mi parecer la más importante de la vida de Don Miguel, ya que para el aprendizaje de la ejecución del instrumento siempre se requiere de una dedicación en cuerpo y alma. De aquí parte la ruta a la búsqueda de cualquier sueño en cualquier disciplina.
La música, para muchos ya se trae dentro, la habilidad y destreza son un desarrollo de la capacidad individual y había que obtenerlo con tesón y dedicación. En aquel momento quien le podía enseñar sólo era de la manera empírica o lírica.
Comenzó con la orientación de un señor que tocaba el clarinete, pero no sabía escalas ni tonos, en conclusión no leía música; así que para la primera vez que tocó con el grupo no fue del todo agradable. Don Teodoro –del mariachi de don Luisito–, que tocaba el violín le dijo: “No Miguel, vas en otro tono. Yo te voy a enseñar las escalas de la música, para que estudies bien las canciones”.
De esta manera comenzó a montar repertorio. Hasta este momento el grupo que tocaba con metal era con una sola trompeta.
Para los años cuarenta, ese mismo grupo arribó a lo que hoy conocemos como la Plaza Garibaldi, ahí Miguel conoció a don Pedro “el cortado”, quien le enseñaría todo lo que sabía en cuanto a la ejecución de la trompeta, pero de modo también lírico. Señalemos  que sólo había cinco grupos de mariachi en la plaza. Podríamos pensar que no había mucha competencia.
Aquí habría que darse otro frentazo, como dice don Miguel, normalmente la gente que requería el servicio de estos grupos no eran capitalinos, eran gente de Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Zacatecas y Colima, algunos pocos venían de Nayarit. Gente que tomaba con otra visión la música del Mariachi, y la trompeta ¡era un sacrilegio!
Normalmente de esos cinco grupos dos tenían trompeta, los otros tres los contrataban primero, ya en dado caso de estar contratados para serenata y no haber más, se llevaban a los que traían el “cuerno” (trompeta).
Miguel recuerda con cierta tristeza que decían los que llegaban a la Plaza, –¿trae trompeta, sí? Espero a los otros–. Y cuando una vez por no haber más, los contrataron, al llegar a la serenata suena la trompeta y la del cumpleaños sale horrorizada y reclama –¿qué es esto? Que se larguen no quiero oír esa trompeta–. Los hijos insisten pero le aclaran a Miguel que le pagarían, pero que no tocara. En realidad pocos originarios de la capital los contrataban y ellos eran quienes aceptaban la trompeta.
Para esta misma década de los 40’ el mariachi Vargas ya estaba en la ciudad de México,  ya que en la campaña de Lázaro Cárdenas aquellos lo acompañaron a su gira de proselitismo y al llegar a presidente, los da de alta en la Jefatura de Policía del Distrito Federal ganando 30 pesos al mes, por supuesto ellos eran músicos no vestían de uniforme y amenizaban en la Alameda, los parques, lugares públicos y las fiestas del presidente. Pero también ya estaban en la XEW desde un año atrás con un programa de 15 minutos cada quince días, porque ahí el bueno era el Mariachi Tapatío de José Marmolejo, ellos tenían un programa de media hora los lunes, miércoles y viernes.
Haciendo de tripas corazón, Silvestre Vargas se presentó con don Emilio Azcárraga Vidaurreta –que fundó en 1930 la XEW-, y le dijo:
–“Oiga don Emilio, ya tenemos un año aquí en la XEW y yo creo que como méritos que ya pasé en el elenco, pues merezco otro programa, para que la gente nos oiga” –. Recordándole que el mariachi Tapatío tenía tres programas a la semana y ellos uno cada quince días.
–Mire maestro Vargas, ya tengo un proyecto, pero fíjese, todas esas cartas que ve ahí son de peticiones de canciones y felicitaciones al mariachi Tapatío. De usted no veo ninguna–, Vargas sintió el comentario como cubetada de agua helada, agachó la cabeza y dio las gracias.
¡Haber maestro! –dijo don Emilio–, haber no se vaya, por qué no mete trompeta, mire en realidad yo no sé mucho de música pero el mariachi con trompeta, siento que se oye con más cuerpo, piénselo.
Silvestre Vargas salió de la XEW, pensando si Azcárraga tenía razón. Lo plantea a los demás elementos de grupo y se volvió eso una campaña, unos a favor y otros en contra. Por supuesto don Gaspar reticente a la idea, se planteó votar y respetar el resultado. Al final ganaron quienes favorecieron el admitir una trompeta: “vamos a probar un año y si no funciona, nos regresamos”. Pero de dónde iban a sacar un trompetista.
Por ahí se le ocurre a uno, “¿por qué no va por un trompetista a Guadalajara, maestro?” Traerían a ese elemento de Guadalajara, un trompetista de banda y que tocaba música clásica. Hizo la prueba pero no se acopló. No gustó, el director artístico no lo aceptó. Fueron por otro a Puebla, pero era trompetista de música tropical, tampoco fue aprobado.
            Vargas acude a Garibaldi, le habían hablado de don Pedro el “Cortado”, quien había hasta ese momento enseñado a Miguel y le había dicho ya, que no le iba a enseñar más porque él solo “pisaba” y no sabía en realidad lo que estaba tocando – “mira, un ciego jala a otro ciego y los dos se van al voladero, busca una escuela” –.
Vargas a quien iba buscando era a don Pedro, quien le respondió –Le agradezco maestro, pero yo ya duraré poco aquí, mis hijos ya no me dejan venir, me hacen mucho daño las desveladas, mire mejor dígale a ese muchacho–, señalando a Miguel. Vargas se volteó y se retiró del lugar.
            A la vuelta de dos meses Silvestre regresó y le propone ahora si a Miguel que haga una prueba con ellos. Él le respondió que ya estaba enterado que había recurrido a otros trompetistas muy buenos y que ninguno le llenaba el ojo, “yo soy menos que ellos” –dijo–, “¿yo qué voy a hacer?” Quién quite y tú eres el bueno, le insistió.
–Mire maestro, vamos a hacer una cosa, págueme el día y voy, si me corren que es lo más lógico pues siquiera ya me traigo algo–. Aceptan la proposición y le cuestiona Vargas: “¿en cuánto estimas tu día?” Miguel ahí en Garibaldi ganaba un peso con veinticinco centavos,  sábados y domingos hasta dos cincuenta –“cuando chillaba la cazuela fuerte” –, pero en el Tenampa, adentro quien trabajaba se ganaba cinco pesos, pero ahí sólo don Concho entraba y el trompetista era Candelario Salazar “el pitayo”, compadre de don Concho. Miguel pidió diez pesos por ir “¿Qué, por qué tanto?” Miguel le contestó –¡pues para aguantar la vergüenza que voy a pasar!– Vargas aceptó pero le aclaró que si se quedaba no le pagaría nada. Todos de acuerdo. Avisó en su casa a su madre, diciéndole: “voy a hacer una prueba a la XEW con el mariachi Vargas”, claro que en ese momento no eran de renombre como actualmente lo son. En su casa los conocían.
El martes muy puntual se presentó Miguel, vio a sus compañeros, unos lo saludaron otros lo miraron de arriba abajo. Ensayaron brevemente y entró el director artístico Amado C. Guzmán, quien sólo decía si o no, sin mayor explicación. Él fue quien le dijo a Pedro Infante “regrésate a tu tierra y sigue de carpintero, para esto no sirves”. El Sr. Guzmán llegó con un pianista y un director de orquesta, llevaba jurado y así se inició la prueba. Le solicitó a Vargas que tocara un pedazo de una canción ranchera, luego un son, después un  2x4. –“Haber el joven de la trompeta que toque el Cantar del Regimiento –, composición de Agustín Lara, una marcha con toque de trompeta muy lastimero para despedir a los soldados.
–¡Sólo la introducción! – Vargas se le queda viendo a Miguel y preocupado le pregunta: –¿te la sabes?– Si Sr. Vargas; y la tocó.
El Sr. Guzmán salió de la cabina sin decir nada y ahí terminó la prueba. Miguel ya había cobrado los diez pesos del acuerdo, guardó sus cosas y salió de la XEW, contento por llevar dinero, pensando que tal vez ya no tendría que trabajar toda la semana.
A la altura de la iglesia del Sagrado Corazón, a escasas dos calles de la XEW, escuchó que le gritaron y que corrió alguien. Era Vargas, que le dijo agitado: –pasaste la prueba, te quedas con nosotros. Devuélveme mis diez pesos–. Ese había sido el trato. Y Miguel se quedó con el Mariachi Vargas de Tecalitlán hasta mediados de los 60’.
            Para 1941, el mariachi de Silvestre Vargas, había grabado la banda sonora de la película que protagonizó Jorge Negrete y María Félix: el Peñón de las ánimas, grabada sin trompeta. Silvestre le dijo a Miguel que iban a tener llamado para la filmación, que se preparara. Nuestro trompetista sorprendido le dijo que él no había participado en la grabación de las piezas musicales, que a qué iba, “y con las ganas que tenía de conocer a don Jorge Negrete y a María Félix”. No te preocupes –dijo Vargas–, nada más hay que ponerse ahí con los instrumentos aunque no toques, ya todo está grabado, total te colgamos una vihuela y le rascas, ándale gánate esos centavos. De esta manera también se incorpora a la vida del celuloide. 
              En la XEW por supuesto que ahora les llegarían cartas, la enorme mayoría era para que quitaran la trompeta. El director artístico les pidió calma, que si en un tiempo razonable no cambiaba de intencionalidad esa correspondencia pues habría que hacer algunos ajustes. Con el tiempo bajó la crítica a favor de quitar la trompeta. Esto lo atribuye, don Miguel, a que la radio es un poderoso medio masivo de comunicación y que con el repetir de las canciones y habituarse al sonido de la trompeta, se terminó por aceptar o mejor dicho, de imponer. Aunado también a la enorme proyección que le daría el cine al Mariachi.
            Lo importante de esta parte es que Miguel, recurrió a la escuela, encontrando de maestro a Don Luis Fonseca, quien le inculcaría el gusto por la música de los grandes maestros clásicos. Esto le daría la una manifiesta superioridad de interpretación, en ese entonces, más allá del promedio de músicos de mariachi. Y dándole la capacidad –y encontrando la inspiración suficiente– de componer y hacer sus propios arreglos musicales.
            Contribuyó a la introducción no sólo de una trompeta al mariachi, sino de dos. Esto sería con el Mariachi México de Pepe Villa, por supuesto esto es otro capítulo de su vida.
            El título de la ponencia “Errante Vagabundo” es en alusión a ese trayecto de tocar puertas y preparación a un camino profesional, claro es que también es el título de una de sus canciones, ésta grabada por Luis Aguilar, utilizada para la filmación de la película el Gallo Giro, de donde se desprendería el sobrenombre del Sr. Aguilar.
            Su amistad con Rafael Méndez, extraordinario trompetista y concertista de música clásica,[8] lo llevaría a conocer a los grandes trompetistas de esos tiempos como lo fueron Louis Armstrong, Harry James, Tomy Dorsey. La Trombstone Trumpet Company fabricó una trompeta especial con el nombre de Miguel Martínez[9]. Esto es parte de esas “benditas copas”.
Serían interminables las numerosas anécdotas emanadas de la experiencia de don Miguel a lo largo de su carrera. Las situaciones en giras convividas con los que hoy representan los iconos de la época de oro de nuestro cine mexicano. Tal vez no con todos pero si con aquellos que dieron una imagen de tierra bravía a este nuestro México
La Historia, no sólo es recurrir a legajos y documentos llenos de polvo y hongos. En su acepción de esta Historia de lo inmediato no es necesario invertir horas y horas de investigación en cerros de papeles. La Historia oral, donde recurrimos a la entrevista puede ser manejada por el historiador como herramienta, desarrollando esa parte de involucramiento en el presente de nuestra sociedad. Teniendo la seguridad de que al desarrollar esta técnica de investigación nos da la oportunidad de conocer, de tener enfrente a la fuente viva dentro de esta vida cotidiana llena de sabor, de colorido e interés. Y nos ayudará, o por qué no decirlo, ayudará a las siguientes generaciones a entender lo que hoy es nuestro presente y para ellos su pasado.  
             Cd. Netzahualcóyotl, agosto del 2010.

Fuentes.
Documental.
 El Mariachi, History Channel, Agosto 2010.
Entrevistas.
Entrevista con el Señor Miguel Martínez Domínguez, realizada en su domicilio en Tlalnepantla , Estado de México el 10 de agosto de 2010.
Fuentes Impresas.
Hermes, Rafael, Origen e historia del Mariachi, Editorial Katún, México, 1982, pp. 147.
Jaúregui, Jesús, El Mariachi,símbolo musical de México, Taurus, 2007, pp. 400.
Fuentes Electrónicas.




[1] Egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Profesionales “Acatlán, de la Licenciatura en Historia.
[2] Documental El Mariachi, History Channel, agosto 2010.
[4] Sociedad de Autores y compositores de México (SACM), página de internet del día 14 de septiembre de 2010  http://www.sacm.org.mx/archivos/biografias.asp?txtSocio=08166
[6] Clark, Jonathan, Miguel Martínez, pionero de la trompeta mariachera. Una plática con…,  Tlalnepantla, Estado de México, 2007, http://mariachihistory.com/miguel_martinez.html  Agosto, 2010.
[7] Datos biograficos emitidos por los organizadores del homenaje que se llevó a cabo en 2004 en la Plaza Garibaldi, con el apoyo de la sub-delegación Territorial y la Delegación Cuauhtemoc. Página Internet,  septiembre 14 de 2010: http://www.suhsd.k12.ca.us/mariachiconference/wp-content/uploads/2007/03/rese__a_garibaldi.pdf
[8] Biografía de Miguel Martínez publicada por la Sociedad de Autores y Compositores (SACM), como fuente, sitio ciberespacio:    http://www.sacm.org.mx/archivos/biografias.asp?txtSocio=08166

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