La
fiesta de la Raza en la Escuela Preparatoria
La ceremonia organizada por la Federación de Estudiantes con
motivo de la celebración de la Fiesta de la Raza, resultó brillantísima. Un
distinguido como numeroso público, concurrió a ella, llenando totalmente el
anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria.
A las once y media de la mañana, conforme lo anunciaba el
programa, se dio principio a la ceremonia con la Obertura de "Los Maestros
Cantores", ejecutada por la Orquesta Sinfónica Nacional. Este bello
fragmento de la música wagneriana, fue estruendosamente aplaudido.
A continuación subió a la tribuna el señor Rodolfo Brito Foucher,
Presidente de la Federación de Estudiantes de México. El señor Brito habló con
exaltado entusiasmo sobre la labor de las federaciones de estudiantes en la
América Latina, en medio de las aprobaciones del público.
El tercer número del programa estuvo a cargo del conocido
pianista Manuel Barajas. Este ejecutó en el plano una composición de Granados y
Albornoz, que fue muy aplaudida.
Después, el doctor Tomás G. Perrín tomó la palabra,
pronunciando uno de los mis felices discursos de los que hubo en la ceremonia
en cuestión. El Dr. Perrín, con frases llenas de ideas, justificó algunos
errores que cometieron en la América los conquistadores españoles. Habló
sucintamente de las grandezas que dejaron en cambio, y que todavía se ven y se
continuarán viendo siempre en el Continente americano. Al referirse al más
férreo y temerario de los capitanes que sojuzgaron los pueblos de América a la
corona española, a Hernán Cortés, hizo hincapié en la labor que en favor del
Conquistador de México ha hecho desde las columnas de El Universal, el ingeniero
Félix F. Palavicini. El orador fue muy aplaudido.
El Lic. Alejandro Quijano, tomó la palabra después a nombre
de la Facultad de Jurisprudencia. Habló, con periodos verdaderamente bellos,
del descubrimiento de América, presentando este hecho bajo múltiples puntos de
vista
Inmediatamente después de que la Orquesta Sinfónica Nacional
ejecutara magistralmente la Marcha Real Española y el Himno Nacional Mexicano, el
señor Rector de la Universidad Nacional Lic. José Vasconcelos, se puso en pie,
haciendo uso de la palabra. Dirigióse particularmente a la juventud estudiosa
para que ésta, demostrando una vez más su entusiasmo por toda causa noble que
se levanta, por toda idea redentora que se esgrime, aplaudiera y organizara una
manifestación en favor de la revolución que acaba de estallar en la República
de Venezuela contra el último de los tiranos que queda aún en pie en la América Latina: el general José Gómez.
La kermesse en la Escuela Nacional Preparatoria estuvo en
verdad bastante concurrida y las personas que
asistieron deben haber pasado un rato agradable.
El
decorado de muy buen
gusto, y la iluminación artística,
contribuyeron en mucho
al lucimiento del festival, que será recordado con agrado seguramente, en la
historia de los que en el bello edificio de San
Ildefonso se han efectuado.
Los puestos estuvieron atendidos por señoritas simpáticas y
amables, y no podemos menos que decir unas palabras en alabanza de tan gentiles damas que supieron hacer un derroche esplendente de
cortesía y que nos regocijaron
con sus tesoros de gracia.
Entre una nube de confetti, logramos al fin abrirnos paso hasta
el puesto de la Prensa, en torno del cual se apiñaban damas y caballeros, (principalmente
los últimos), afanosos de recibir la fresca caricia de las risas argentinas y
juveniles, del bouquet de rosas que ofrecía refrescos perfumados, entre
sonrisas picarescas.
Las señorita Leonor Llorente nos atendió gentilmente, indicándonos
los nombres de las señoritas que la acompañaban en su alegre encomienda: señoritas
Luz Cornejo, Adela Barberi, Georgina Barberi, Isabel Cárdenas, Ana García, y
las señoras de Cornejo y Llorente.
Después de la sorpresa del puesto de la Prensa, llegamos
hasta los demás puestos, a través de semejantes dificultades. En el de la escuela
de Artes v Oficios, vimos a las señoritas María Luisa Vargas, María Antonieta
Zamora. María y Matilde Uribarren y Guadalupe Macías.
En el de la Normal para maestras, a las señoritas Socorro Benítez,
Price Lucila y Ernestina Moreno y Ernestina Marín.
En el de Enseñanza Doméstica, a Rosa María de los Ríos, Rosa
Madrigal, Adela y María Luz García, María Elena y María de Lurdes Nuncio,
Dolores Bandala, Genoveva Guajardo y Ninfa Arando.
En el de Tómbola y otros más, las señoritas Mercedes y María
Serralde, Eva y Consuela Govea. Virginia y Carolina Maldonado, Catalina
Alvarado, Adela Nájera, Josefina y Cristeta Charles, Guadalupe Aspe, Amalia de
la Concha, María. Espinosa de los Monteros, María Gasca y Catalina González,
A las seis de la
tarde, los dos patios mayores del edificio estaban llenos de una multitud
alegre y bulliciosa, que no dejaba de bailar y reír. Los trajes de fantasía de
buen gusto en su totalidad, daban bella impresión de colorido a los arcos de
sobria estructura colonial, que sostienen los corredores y el confetti formaba
alfombra policroma, sobre el tosco piso de piedra.[1]